jueves, 22 de septiembre de 2011

LA VARAJA MARDITA


Era viernes noche y no tenía planes de salir, mis padres se habían ido a pasar el fin de semana fuera, así que me tiré en el sofá y me puse a jugar a la Play Station a uno de esos juegos de Bob Esponja que tanto me gustan.
Tardé como una hora en dormirme sobre el sofá, cuando a los pocos minutes escuche el timbre de la puerta, a penas podía reaccionar, me había quedado frito después de un día intenso de jugar al fútbol.
Saqué las fuerzas de donde pude y me levanté a abrir la puerta, eran las 23:30 de la noche y detrás de la misma estaba mi amigo Quique, uno chaval de casi dos metros de altura y unos 130 kilogramos de peso que ha sido mi amigo desde la infancia.
Hacía unos cuantos días que no sabía nada de el, Quique es un poco friqui y le gusta pasar horas sólo en su casa frente al ordenador, no le gusta salir de fiesta y es un poco introvertido, por eso aquella noche me sorprendió. Nadie quiere saber nade de él, calza una talla 52 de pie, así que los zapatos tienen que hacérselos a medida y los lleva por años, así que le huelen las patas a distancia. Vamos todo un elemento a mantener a una buena distancia.
Pero la visita de Quique me gustó, a pesar de esa olor a pies que desprende por donde va, hoy traía algo interesante. Había traído una baraja de cartas que parecía tener cientos de años, eran cartas del tarot y pretendía jugar con ellas al Mus, ¡que listo!
Cogí las cartas para inspeccionarlas, las había comprado en el rastro, donde venden todo tipo de artículos antiguos y a juzgar por su apariencia estas eran de la época de los dinosaurios.
Las imágenes que contenían las cartas eran terroríficas y demoníacas, no había visto nunca nada parecido.
Para no aburrirnos le propuse que jugáramos a echarnos las cartas el uno al otro, así que busqué una forma de hacerlo en internet y nos pusimos manos a la obra.
Barajé las cartas y puse las 20 primeras en forma de cruz sobre la mesa. Quique eligió cinco de ellas y me puse a darle el significado.
Cuando levantó la última carta escuchamos un fuerte estruendo que venía del piso de arriba (donde no había nadie). Nos dirigimos al piso de arriba, eran como unos ruidos de cristales, pero todo estaba bien allí, nada había pasado aun que aseguro que el ruido vino de allí, no tengo ninguna vivienda cerca, mi casa, de dos pisos, tiene una zona ajardinada bastante grande y está a las afueras de un pueblo de la provincia de Valencia.
Después de mucho buscar volvimos a las cartas y nuestra sorpresa fue que al buscar el significado de la quinta carta salió que significaba peligro inminente.
Han pasado varios días de lo ocurrido, Quique conserva las cartas, aun que no las hemos vuelto a tocar, quizás algún día nos atrevamos a jugar con ellas de nuevo, pero con más gente, y a ver que pasa.

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